sábado, 15 de septiembre de 2018

Xamu "inquebrantable" caricia de guerra



Si le preguntas al rebelde de las montañas por su familia dirá que la encontrarás en sus amigos. Fue repudiado por su aldea por atentar contra el líder de su tribu. Intentó raptar a su prometida y al verse cercado y no pudiendo salirse con la suya en tan detestable crimen la terminó matando. Luego haría lo mismo con el jefe tribal. Los demás guerreros se presentaron ante la guardia del jefe que pronto organizó una partida para darle caza. Lo enfrentaron en desparejo duelo, luego de dar con él, ya que no había abandonado la aldea. En ese cruento enfrentamiento resultó malherido. Eran una docena en su contra pero logró vencer a la mayoría. Sin embargo sus heridas eran muchas y terminó cayendo en el fango del camino que lleva a las montañas. Llovía copiosamente esa noche. Todos lo dieron por muerto y dejaron el cuerpo allí para enterrarlo por la mañana. Lo habían herido con saña y se lo consideró ajusticiado. A la mañana siguiente no había cuerpo allí. De alguna manera, y según parece, con la ayuda de un mago verde sobrevivió. Se refugió en las montañas y allí formó una banda de forajidos, que pronto asoló los caminos conocidos. Dicen que se vengó de la guardia del jefe de la tribu, que escribió en sus cuerpos una historia distinta a la que ellos contaron, pero nadie confiaba en el rebelde.
No tardó en trenzarse en lucha con las patrullas del este que vigilaban las montañas. El imperio no tardó en ponerle precio a su cabeza, y este aumentó con el tiempo. Fue el bandolero más buscado de esa región. Y esto ponía una sonrisa en el altivo rostro de Xamu. Sus cicatrices se multiplicaron con el tiempo y el las llevaba con orgullo. Eran su más preciado trofeo. Señal de que no habían podido con él. Nunca lo habían quebrado. El permanecía siempre a pesar del enemigo que enfrentara y con el tiempo dejaron de desafiar sus dominios. Pronto trabó amistad con otros indeseables que moraban en el valle del dragón. Entre bandoleros se entendían al parecer y formó parte de la hermandad fantasma, aunque muchos descreen que en realidad existan. Sólo se sabe que deambula por la montaña y que su victima preferida son los soldados imperiales. Pocos se animan a desafiar el sendero alto para comerciar, prefieren el largo rodeo del camino a Yurzhani. La ruta de las montañas sigue abierta allí.
Nadie sabe como es, solo saben que lleva el cuerpo plagado de cicatrices. Y dicen que si encuentras a un hombre así en las montañas es que no debías estar allí. Y que debes alabar sus marcas ya que está orgulloso de ellas, ya que son testimonio de su vida. De hecho te dirá que no son cicatrices. Para él son caricias de guerra.


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